2020: las mejores investigaciones sobre cannabis

2020: las mejores investigaciones sobre cannabis

de Nación Cannabis

Durante el año que recién termina, la industria cannábica fue una de las pocas que presentó ganancias representativas, ya que el aislamiento social no fue impedimento para que las ventas de la marihuana siguieran creciendo. Por esto, te presentamos una recopilación de las mejores investigaciones sobre cannabis en 2020

A lo largo de los últimos meses, las investigaciones médicas nos han llevado a descubrir que el uso de THC puede ser efectivo para tratar el dolor por la fibromialgia y como auxiliar en el tratamiento de la menopausia, mientras que el CBD se usó para equilibrar el ciclo del sueño o para reducir los síntomas ocasionados por el síndrome del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

2020: investigaciones sobre cannabis

Otra investigación demostró que el uso de CBD no afecta las capacidades al volante de un individuo, pero que el consumo desde la adolescencia puede ser un factor degenerativo en las capacidades de los conductores. Además, científicos del Laboratorio de Calidad de Alimentos del Departamento de Biología Celular demostraron que este cannabinoide puede utilizarse también como conservador de alimentos.

Una pesquisa liderada por el doctor Douglas Bruce encontró que las mujeres prefieren utilizar cannabis para aliviar el dolor crónico, pero otro análisis elaborado por el doctor Justin Matheson reveló que las féminas son más sensibles al uso de THC.

Vale destacar que las investigaciones han tenido lugar pese al contexto de pandemia vigente a nivel mundial y que dicha situación ha dado impulso a los científicos a trabajar con esta planta, sobre todo en lo que se refiere al sistema endocannabinoide y a sus receptores denominados CB1 y CB2.

Investigaciones sobre cannabinoides

Descubiertos en los años noventas, estos receptores trabajan en conjunto con el sistema endocannabinoide, el cual tiene potencial para disminuir ciertos síntomas significativos en los pacientes.

Según el portal Leafly, el santo grial de un fármaco con base en los cannabinoides sería uno diseñado para tratar trastornos neurodegenerativos y dolor, y también para proporcionar neuroprotección, activando selectivamente los receptores CB2 sin activar los CB1. En pocas palabras, que ayudara a los pacientes a reducir la inflamación sin causar un subidón.

El primer paso para desarrollar investigaciones precisas lo dieron investigadores de la Universidad ShanghaiTech en China, quienes capturaron imágenes de los receptores CB1 y CB2 en diferentes estados de activación utilizando un método que implica disparar electrones a los receptores y medir cómo rebotan. Con estas imágenes es posible desarrollar medicamentos específicos que aprovechen el inmenso poder del sistema endocannabinoide.

A finales de 2020, investigadores del National Institute on Drug Abuse encontraron que los receptores CB1 y CB2 juegan un papel competitivo en los efectos gratificantes del cannabis, pues los receptores CB1 son responsables del placer provocado en los consumidores de bajas cantidades de THC.

Sin embargo, cuando las dosis se incrementan, los efectos se vuelven contrarios, debido a la activación de los receptores CB2 que reducen la cantidad de dopamina, un neurotransmisor que codifica información sobre lo que es bueno para el cerebro.

Respecto al dolor crónico, una investigación realizada por la escuela de Salud Pública de la universidad de Florianopolis en Brasil descubrió que el aceite combinado de THC y CBD administrado por vía sublingual mejoró la calidad de vida de las mujeres que sufren de fibromialgia.

Durante la prueba, las pacientes consumieron un promedio de 4.4 miligramos de THC por día e informaron que su dolor se redujo a la mitad y su capacidad para desempeñarse en el trabajo y su estado de ánimo mejoró considerablemente en comparación con los que recibieron un placebo.

Investigaciones con THC

Otra investigación relevante en 2020 fue la realizada por médicos israelíes, quienes estudiaron la viabilidad de utilizar un dispositivo parecido a un inhalador con THC para tratar a pacientes con dolor neuropático crónico.

Los hallazgos sugieren que una pequeña dosis de 1 miligramo de THC fue suficiente para reducir el dolor en comparación con un placebo y sus beneficios persistieron durante más de dos horas.

En lo que se refiere al polémico uso del cannabis en el ámbito deportivo, investigadores de la universidad de Bordeaux en Francia encontraron que el uso de derivados de cannabis con THC no vuelve a las personas perezosas.

Los científicos franceses utilizaron montajes de ruedas para ejercitar a un grupo de ratones, a quienes les fue suministrado THC. Los resultados aluden a que este cannabinoide no tuvo ningún efecto sobre la preferencia de un ratón por correr, sobre su decisión de acceder o no a la rueda o respecto a su rendimiento mientras corría, lo cual sugiere que el consumo de THC no afecta la motivación para hacer ejercicio.

Sin embargo, hay algo que alertó a los investigadores galos, es que algunos de los ratones desarrollaron una eliminación genética de los receptores CB1, lo que sí redujo su preferencia por correr. Lo anterior significa que, cuando existe un consumo excesivo y crónico de THC, puede desarrollarse una reducción de los receptores CB1, padecimiento que se vislumbra cuando un consumidor no siente el mismo impacto del efecto psicoactivo, síntoma que a su vez aminoraría sus ganas de hacer ejercicio.

Investigaciones sobre párkinson

En lo que se refiere a padecimientos como el párkinson, investigadores del departamento de Gerontología de la universidad de São Carlos en Brasil realizaron un ensayo doble ciego controlado con un placebo de CBD en pacientes con esta enfermedad, a quienes expusieron a una prueba simulada para hablar en público. Los investigadores encontraron que una sola dosis de 300 miligramos de CBD redujo tanto la ansiedad como el temblor en comparación con el placebo.

Respecto a esta misma enfermedad, una de las principales secuelas que deja sobre los pacientes es la lentitud de movimientos y la rigidez, que se tratan con fármacos como el denominado L-DOPA. Este produce movimientos involuntarios como efectos secundarios, síntoma que se conoce como discinesia. Científicos españoles encontraron que el THCV (tetrahidrocannabivarina), otro de los cannabinoides producidos por la planta, ayuda a disminuir estos movimientos.

Finalmente, es importante mencionar el hallazgo de investigadores del Institute of Nanotechnology of the National Council of Research en Italia, quienes aislaron un nuevo cannabinoide denominado THCP o tetrahidrocannabiforol, perteneciente a la cepa FM2, y probaron su capacidad para unirse a los receptores endocannabinoides.

El THCP se une alrededor de 30 veces más fácilmente a los receptores CB1 y seis veces más fácil a los receptores CB2 que el THC. Tal efecto explica por qué diferentes cepas de cannabis tienen distintos efectos tóxicos, incluso cuando tienen los mismos niveles de THC.

Con información de Leafly, NCBI, Nature.com y Science Direct

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