2019: el estado de la industria del Cannabis en América Latina

2019: el estado de la industria del Cannabis en América Latina

De juan, nacioncannabis.com

Desde el inicio de la legalización en Uruguay en 2014 con el argumento de la salud pública y la lucha contra el crimen, el panorama del cannabis ha ido mejorando paulatinamente. Colombia se convierte en uno de los mayores exportadores de productos derivados del cannabis y la corte mexicana apunta a permitir su consumo.

El estado del mercado en 2019

De acuerdo con un reporte llevado a cabo por New Frontier Data titulado The Latin American Regional Cannabis Report, se evidenció que América Latina cuenta 12.9 millones de consumidores habituales de cannabis. La mayoría de los consumidores se concentran en Brasil, Chile, Colombia México y Argentina, quienes representan el 80% del consumo de mariguana en la región, mismo que asciende a 2.3 millones de kilos anualmente. Con 601.4 millones de habitantes, el 8% de la población mundial, el mercado latinoamericano tiene un valor aproximado de 9,800 millones de dólares, el 2.8% de todo el valor del mercado del cannabis en el mundo.

El reporte de New Frontier Data, abarca a seis países de latinoamérica: Brasil, Colombia, México, Panamá y Uruguay. Todos, potencialmente futuros mercados para la producción, comercialización y venta de cannabis tanto para uso medicinal como para su uso recreativo. Algunos de estos países ya se encuentran emprendiendo acciones para la legalización de la droga, a fin de legalizar este importante mercado e incluirlo en la economía formal, así como un mecanismo para combatir al crimen que gira en torno a él.

Uruguay

Uruguay fue el primer país en legalizar el uso adulto del cannabis, tanto en lo medicinal como en lo recreativo. Estimaciones de New Frontier Data señalan que el país tiene aproximadamente 281 mil 177 consumidores anuales de la droga. El país cuenta con un registro de consumidores, administrado por el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA). Los registros son confidenciales y el IRCCA tiene la facultad de realizar inspecciones a clubes cannabicos y farmacias que suministran productos con base en la droga; teniendo la facultad de clausurarlos de no cumplir con la normatividad.

El país cuenta con 41,376 compradores de cannabis registrados en el país. 6,980 de ellos son cultivadores domésticos; 2,831 son miembros de clubes de cannabis y los 31,565 restantes son compradores en farmacias. En el caso de los cultivadores, requieren tener 18 años o más, y podrán tener cuando mucho seis plantas; están limitados a producir 480 gramos de la droga al año y es exclusivamente para uso personal. Las licencias para cultivo tienen validez por tres años.

Los clubes cannabicos aglomeran entre 15 y 45 consumidores para el cultivo colectivo de la planta, limitada a 99 plantas por club. Al igual que los cultivadores domésticos, están limitados a una producción de 480 gramos por club. Al 30 de noviembre de 2018, había 110 clubes registrados en el país sudamericano. La mayoría de estos clubes se concentran en Motevideo, Canelones, Maldonado y Rocha con 53, 17, 22 y 10 de estos, respectivamente.

El otro gran mercado para el cannabis en Uruguay está en las farmacias, que pueden recibir del IRCCA hasta 2 kilogramos de cannabis cada 14 días, el cual se vende para su uso recreativo. Los productos vienen en envases sellados de 5 gramos. Se necesita ser ciudadano Uruguay o residente permanente, tener más de 18 y estar registrado ante el IRCCA para comprar en las farmacias cannabis recreativo. Dos laboratorios se encargan de producir medicamentos: ICC Labs y Symbiosis. El IRCCA modifica los precios del cannabis recreativo cada seis meses para mantenerse competitivo ante el mercado ilegal, mientras que los precios del cannabis medicinal están sujetos al mercado.

Uruguay cuenta con 17 farmacias a nivel nacional. Los fabricantes solo pueden vender sus productos a nivel nacional y la exportación no tiene límites en la cantidad de THC de acuerdo con el IRCCA. ICC Labs anunció la producción de los primeros lotes de aceite medicinal para su exportación a Canadá y México; la empresa fue adquirida por Aurora Cannabis en septiembre de 2018. Los medicamentos producidos por las farmacéuticas deben estar registrados ante el Ministerio de Salud de Uruguay y la venta de flores para uso medicinal está prohibida. El único medicamento registrado actualmente es el Epifractán en presentaciones de 2% y 5% de THC.

Los retos que enfrenta el mercado uruguayo residen en el abastecimiento debido a las limitaciones de almacenamiento y producción del cannabis para uso recreativo demasiado estrictas por el IRCCA, lo que ha orillado al instituto a otorgar más permisos recientemente. Asimismo, la banca internacional ha amenazado con restringir el comercio con bancos que tengan relaciones con el mercado del cannabis, orillando a que menos personas quieran trabajar con el producto; o venden productos cannabicos o permanecen en el mercado bancario. Finalmente, el turismo cannábico es una situación inevitable y no regulada, al ser ilegal que ciudadanos no uruguayos o residentes permanentes, consuman la droga, lo que ha generado un submercado que habita en la ilegalidad.

Colombia

Colombia figura como un nuevo personaje en el mercado del cannabis en latinoamérica gracias a sus agricultores. El país sudamericano goza de un privilegiado clima y un ciclo de día y noche continuo que oscila en 12 horas de día y 12 horas de noche, permitiendo el cultivo durante todo el año. Su ubicación estratégica con acceso al Pacífico y el Atlántico facilita el comercio.

Con bases que datan de 1986, el mercado del cannabis medicinal se concretó en 2015, con su legalización formal durante el gobierno de Juan Manuel Santos Calderón, después de décadas de conflictos armados por las drogas. La legislación colombiana permite poseer hasta 20 gramos de cannabis y el cultivo de hasta 20 plantas para uso personal sin penalización alguna. New Frontier Data calcula que Colombia tiene 1 millón 400 mil consumidores de la droga y un valor de mercado de 672.9 millones de dólares en promedio, aunque es posible que su valor sea de 1 mil 630 millones, según las estimaciones más optimistas del reporte.

El mercado del cannabis medicinal se divide en el psicoactivo y el no psicoactivo, es decir, el que tiene más de 1% de THC o menos de esta cantidad. En Colombia el psicoactivo está limitado a su presentación en forma de aceites y cremas tópicas, pues las flores secas o frescas están prohibidas para su uso medicinal; se requiere de una receta para adquirir extractos de cannabis de alta concentración de THC.

Hasta noviembre de 2018, el gobierno colombiano había otorgado 19 licencias para el cultivo de cannabis para la producción de la planta para la explotación de sus semillas. También se han otorgado 62 licencias para el cultivo de cannabis psicoactivo y 89 para el cultivo de cáñamo. En el caso de los derivados, se han otorgado 73 licencias a entidades, 68 licencias para exportar los productos y 64 para su uso dentro de Colombia y finalmente 28 licencias para la investigación científica, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos.

Las autoridades colombianas han notado el interés de las empresas colombianas, de exportar los productos derivados del cannabis a países cercanos como Brasil, Argentina, México, Perú y Paraguay, pero también han fijado su atención en Canadá. Los principales competidores a los que se enfrente Colombia en este mercado son el Reino Unido, Países Bajos, Austria y Dinamarca, que concentran las principales exportaciones de cannabis.

La competencia será férrea pero el buen clima, geografía y los costos de producción hasta 10 veces menores que en países como Canadá, le otorgan ventajas incomparables al país sudamericano, impulsando la economía de los pequeños y medianos productores a través de incentivos desde el gobierno. Las medidas de apoyo se dan después de que el gobierno colombiano fuera criticado de beneficiar a la gran empresa.

Los desafíos que enfrenta el mercado colombiano residen en la falta de un sistema regulado que funcione plenamente y las plagas como el moho en los cultivos. El reporte indica que muy pocos productores logran cumplir con los estándares de calidad fijados y por lo tanto, pocas farmacias ofrecen medicamentos basados en el cannabis de forma legal. Se ha derivado nuevamente en un mercado ilegal e informal a través de la venta desregulada de aceites, que ha evitado que las empresas quieran competir en un mercado plagado por esta modalidad.

Brasil

El país con mayor población de la región enfrenta también uno de los mayores retos en toda latinoamérica respecto al consumo de la droga. Con el uso legalizado para su uso medicinal y despenalizado para su posesión, cultivo y consumo. Se calcula que tiene un mercado de 4 millones 200 mil consumidores con un valor de mercado de entre 190.6 millones y 4 mil 730 millones de dólares, con un promedio estimado de 2 mil 382.6 millones de dólares según información de New Frontier Data.

Los pacientes que deseen adquirir medicamentos, necesitan obtener una autorización de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria para la importación de aceites derivados del CBD. Sin embargo, estos permisos no permiten que los pacientes tengan acceso total a tratamientos con cannabis, pues en la práctica los permisos son otorgados caso por caso, haciendo el procedimiento innecesariamente lento. El CBD es legal desde enero de 2015, cuando la ANVISA lo retiró de la lista de sustancias prohibidas.

El gobierno brasileño ha emitido desde la legalización del tratamiento medicinal con cannabis, miles de permisos para su importación. En su último reporte, el país de habla portuguesa otorgó 1,728 permisos de importación en 2018, una reducción importante comparada con 2017 cuando se otorgaron 2,179 permisos. Desde su legalización se han importado más de 79,000 unidades de productos de CBD desde el 2015. Los productos tienen que ser de empresas autorizadas en el país de origen y contar con certificados que indiquen que tiene CBD y THC.

El desafío que enfrenta Brasil es la ilegalidad, aún, de su mercado. La legalización del consumo para fines médicos, no ha garantizado la creación de un mercado enteramente legal. Los lentos procedimientos para la adquisición de los medicamentos importados y sus altos costos han dificultado su uso normalizado. El margen tan limitado ha orillado a la permanencia del mercado ilegal de cannabis ene Brasil.

México

México tiene una situación similar a la de Brasil, sin embargo, cambios en el paradigma de las drogas, podrían abrir la puerta a una inevitable legalización del consumo del cannabis tanto para lo medicinal como para lo recreativo. El actual gobierno de López Obrador, busca usar los recursos provenientes de la legalización de la droga, para impulsar la educación y el desarrollo económico del sur del país. El país cuenta con un estimado de 1.4 millones de consumidores de cannabis y un valor de mercado de entre 1,789 millones y 2,013 millones de dólares, con un promedio estimado de 1,905.9 millones.

En abril de 2017 el congreso mexicano legalizó el uso del cannabis con fines medicinales y en junio de ese mismo año, el presidente Enrique Peña Nieto, promulga la reforma en la materia. Esta reforma permitió a la Secretaría de Salud regular y estudiar los fármacos derivados del cannabis. Un año más tarde, la Suprema Corte de Justicia de México, declaró inconstitucional prohibir el uso del cannabis y obligó al gobierno a emprender acciones encaminadas a su legalización. De esta manera a pesar de que la droga sea ilegal, no es posible aplicar las legislaciones que la prohíben.

El mercado de la mariguana medicinal está apenas en crecimiento y la legislación en implementación. Las nuevas regulaciones permiten la importación de aceites, comprimidos y alimentos del cannabis, siempre y cuando tengan menos de 1% de THC. La cuestión es que no se encuentra nada regulado sobre la venta de estos productos en los establecimientos, pues se espera que la legislación correspondiente esté lista durante el segundo semestre del 2019.

El mercado mexicano se caracteriza sin embargo, por no ser tan amplio en porcentaje como otros, pero sí en cantidad. Únicamente el 1.5% de la población entre 15 y 65 años consume la droga periódicamente, un número pequeño comparado con el 10.39% de Uruguay o el 7.46% de Guatemala. Esto no es problema para el tamaño de su mercado debido a que el país tiene casi 130 millones de habitantes, lo que propina una base de consumidores de 1.4 millones de personas, de los cuales 837 mil la consumen cuando menos una vez al mes.

New Frontier Data enumera dos ventajas, dos riesgos y dos beneficios que tiene México por sobre, en desventaja y a favor con otros mercados. En primer lugar su ubicación geográfica, el país tiene la capacidad de incidir en gran manera en el mercado mundial de cannabis, asimismo, esto va de la mano con adecuadas condiciones de su clima y suelo, siendo más competitivo en este aspecto que sus pares latinoamericanos. En segundo lugar, su alto nivel de ingreso le da la capacidad de desarrollar un sólido mercado interno.

En lo que corresponde a las desventajas, se avizora un severo problema debido a la incidencia del crímen organizado en el país. Los cárteles podrían oponer resistencia a la legalización, especialmente después de que las exportaciones ilegales se desplomaran gracias a los esfuerzos legalizadores en los Estados Unidos. Los conflictos derivados podrían desestabilizar al país si no hay las condicione adecuadas para la contención. Asimismo, New Frontier identifica a la falta de regulaciones adecuadas como un problema para tener un verdadero control de los productos derivados del cannabis en México.

Otros problemas que menciona el estudio son la tendencia a la corrupción en el país, que fomenta el mercado ilegal y la baja recaudación fiscal. La legalización de la droga podría ayudar a legalizar esa gran parte de la economía mexicana, incrementando los ingresos fiscales y a su paso, reduciendo los elevados índices de corrupción. muchas veces directamente relacionados con el tráfico de enervantes. Finalmente, se indica que es determinante un marco regulatorio que garantice claridad en el deslinde de responsabilidades. Se espera que la droga quede completamente legalizada entre 2019 y 2020.

Panamá
Panamá fue de los primeros países en el mundo en convertir el cannabis en una sustancia ilegal. Asimismo, no existe un mercado legal para la droga en el país, ni siquiera para los productos medicinales. Hay un pequeño espacio legal para el uso del CBD, pero los casos en los que se ha otorgado son contados. Las cosas, sin embargo, pueden cambiar al momento que la Asamblea Nacional revisa un proyecto de ley para legalizar la cannabis medicinal. New Frontier Data estima que el mercado panameño tiene un valor de entre 17 y 46.7 millones de dólares, con una media de 31.4 millones. Existe un mercado potencial de 24,500 personas que consumen la droga de forma cotidiana. El uso personal está despenalizado.

En marzo de 2018 se aprobó un anteproyecto de ley, hoy conocido como Proyecto de Ley 595 para legalizar el consumo del aceite de cannabis para fines medicinales, pero prohibiendo aún, el cultivo doméstico. Se espera que este 2019, la Asamblea Nacional de Panamá, vote la Ley 595 y posiblemente, se apruebe. De todos los mercados analizados por el estudio, este es el más restrictivo y pequeño de todos.

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